Hiroshi Shimizu
Va cobrando cada vez más relevancia entre la cinefilia más rigurosa y amiga de
rescatar nombres olvidados, la figura de Hiroshi Shimizu, humilde realizador
que desarrolla su carrera entre los años 30 y los 50, y es autor de sencillas
películas, de anécdotas ligeras y de un estilo discreto y reposado. El señor
Ohara Soshuke narra la decadencia del último representante de una familia de
cierto prestigio en una aldea, entregado a despilfarrar dinero apoyando las
ideas más peregrinas de sus vecinos y al sake. Sugeridos quedan la necedad y
egoísmo de los vecinos, y la obvia debilidad del personaje central, incapaz de
saber cómo vivir su vida. Algunos momentos me han parecido valiosos y bien
rodados, pero, a diferencia de otros compatriotas suyos, todo lo que he visto de Shimizu me resulta lejano y extraño.
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