domingo, 28 de octubre de 2018

Daniel Calparsoro

No tengo muy buena opinión de Calparsoro, algunas de cuyas películas he abandonado rápidamente y  del que no espero grandes películas. He podido recuperar sus dos primeras películas, Salto al vacío (1995), y Pasajes (1996), y algo ha mejorado mi opinión. Creo que las vi en su momento, hace veinte años, pero apenas las recordaba. Salto al vacío me ha parecido sin duda arriesgada, exagerada, conscientemente subrayada, en unos escenarios abstractos, en una Bilbao pre-Guggenheim imposible. Personajes y diálogos que bordean la incredulidad, una película que sin lanza sin miedo al ridículo, pero que es valiente y sorprendente. Pasajes sigue por el mismo camino, pero está bastante menos lograda, más caprichosa en su construcción, mucho menos atractiva, aun cuando tenga todavía de su antecesora el aspecto salvaje, ferozmente urbano.

No hay comentarios: