Maurice Pialat
Vuelvo a Pialat con ese film, el deslumbrante debut de una tremenda Sandrine Bonnaire, una adolescente con problemas sentimentales (se confiesa incapaz de amar, aunque no de entregarse a constantes compañeros sexuales) y familiares, acentuados por el abandono de su extenuado padre (interpretado por el propio Pialat que tiene la mejor escena de la película en un diálogo con su hija, previo al desastre). Tiene muchos de los rasgos del director, en cuanto a personajes, incapaces de mantener una relación constante, y sus exabruptos de violencia física y emocional. De mis Pialats favoritos, con escenas memorables que aparecen sin preparación, frente a otras banales, cotidianas. Entre medias vi Loulou, otra relación inesperada, de abandono, de opuestos, con la violencia acostumbrada.