Por segundo año he "asistido" al Festival de Cine Online gratuito ArteKino, de la cadena Arte. 10 películas de cine europeo, películas en general de autor, de poco presupuesto. He podido ver 8 de esas diez en los días que ha durado el festival. 8 películas dominadas por una sensación de crisis, ocho deprimentes narraciones, no sé si cosa de quien las haya seleccionado, o hijas de su tiempo, que denotan una corriente fría de pesimismo que recorre Europa, o es que para llevar películas a festivales tienen que ser de este estilo (me falta la experiencia festivalera para juzgar) Veamos:
- La película lituana Frost (Sharunas Bartas, 2017) sigue el viaje de una pareja de lituanos al corazón del conflicto en Ucrania, en helados paisajes. La pareja entra en crisis a medida a que se adentra cada vez más en la zona. Un tostón imponente.
- La portuguesa Colo (2017) me descubre a la cineasta Teresa Villaverde. Tanto el experto Jesús Cortés como Filmaffinity opinan que son mejores anteriores películas suyas. Merecerá la pena, porque Colo, la historia de un matrimonio y su hija sufriendo los embates de la crisis me parece sensible y áspera, despiadada sin cargar las tintas. Leed lo que dice de ella Sergio, que escribe mucho mejor que yo.
- Chevalier (2015, Grecia, Athina Rachel Tsangari) es una película que ataca las actidudes, más que machistas, diría yo de machotes, al narrar la historia de una absurda competición entre un grupo de hombres acaudalados pasando unas vacaciones en un yate. Una película chocante y delirante, con un inteligente final.
- La película búlgara Bezbog (Godless, 2016, Ralitza Petrova) es la que te va a quitar las ganas de visitar Bulgaria alguna vez en tu vida. Una historia de corrupción moral, social y física (esas casas, esos portales, esas calles), áspera como un trago de vodka. Depresión total. Quizá una buena película que no recomendaría a nadie. Por cierto, el final, ni flores.
- Helle Nächte (2017, Thomas Arslan, Alemania) es la historia de un padre que intentar reconciliarse con su hijo a través de un fantástico viaje a Noruega en un verano, aprovechando el entierro del abuelo, de origen noruego. Todo lo contrario que la búlgara: estoy deseando coger una caravana e irme a conocer esos paisajes. De lo demás, nada. A olvidar
- Quizá mi favorita haya sido la polaca Ostatnia rodzina (La última familia, 2016, Jan Matuszynski) poco convencional biopic de un poco convencional artista, el pintor Beksinski y de su peculiar familia, más concretamente el tarado de su hijo. Tierna e inesperada, adorable.
- Rodada en 35 mm, Corazones cicatrizados (Inimi cicatrizate, 2016, Radu Jude) es un relato de los últimos años del escritor Max Blecher, confinado en una cama, luchando con una tuberculosis ósea, en un sanatorio salido de una película de terror. Su inmovilidad no le impedirá vivir esos años de forma plena, aunque lo desmientan los intertítulos, extraídos de sus diarios, y que no se corresponden con lo mostrado en pantalla. Una especie de Montaña mágica, bonita, preciosista, algo fría.
- Y para terminar, Vivir y otras ficciones (2017, España, Jo Sol), una película minimalista, de poco presupuesto obtenido por crowdfunding, es triste e incómoda, desigual, extraña, un falso documental que trata temas poco comunes.
En resumen, una experiencia buena, aunque celebro que todo el cine no sea como éste. Deseando estoy de volver a ver películas de hombres disfrazados superfuertes o cosas por el estilo.
2 comentarios:
jajaja, me quedo con esa necesidad de variedad que expresas al final. Ahora llaman a eso "cine de la crueldad", empezaron aupándolo hace una década y ahora los mismos que lo auparon lo cuestionan.
¡Feliz Navidad!
Ya ves. Igualmente para ti Felices vacaciones, fiestas, cenas y reuniones.
Por cierto, el premio en Artekino fue para Vivir y otras ficciones. Brindo por ello, es una buena película
Publicar un comentario