Quentin Tarantino
Repitiendo un chiste o truco parecido al de Malditos bastardos, Tarantino recrea el Hollywood de los 70, la decadencia del cine clásico, la televisión, las estrellas gastadas que acaban rodando en Italia, los hippies, la secta delirante de Charles Mason. Hay sin duda esos amores del cineasta hacia esos cines periféricos que adora, pero hay a mi juicio, verborrea y aburrimiento supino. No entiendo en absoluto el entusiasmo general de la crítica especializada.
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