Chad Stahelski
En esa especie de obra de arte neo/post/after loquesea que es John Wick (trilogía, de momento), el capítulo 3 abunda en ese camino de abstracción en crescendo de las dos anteriores. Sin ya casi argumento, se entrega ya al ejercicio de estilo más descarado, una paleta de color, luz y coreografía, de buen manejo de la cámara (un raro caso de película de acción en la que me entero de lo que pasa, de quién pega a quién, de dónde están los "actores"). Naturalmente, a los 30-40 minutos se desinfla todo, por su propio sobrepeso, por sobreestimulación, pero da igual, puedes cortar y seguir otro día, da igual, quien quiera ver una película que busque en otro sitio. Gloria eterna al hombre que perdió su perro.
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