David Lynch
Parece que David Lynch se despidió del mundo de rodar largometrajes con Inland Empire, que bien podría ser su testamento, porque remite constantemente a otros momentos de su mundo, en estas 3 horas de desvarío alucinatorio, que probablemente haga levitar a los súbditos de su orden monástica y a poca gente más. No me encuentro entre ellos, lamentablemente, y no le veo la gracia a aguantar el rato viendo este monumental tostón.
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