(1950) España
Edgar Neville
Después del éxito de sus películas costumbristas de ambiente madrileño, Edgar Neville intenta lo propio con Barcelona, adaptando una obra de Santiago Rusiñol, sobre varias generaciones de comerciantes barceloneses. Humor tierno, la presencia de Alberto Romea, pero tuvo poco éxito; quizá sea que el ambiente le resultara ajeno, pero queda lejos de la gracia y la inspiración de sus películas anteriores.
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