(1984) España
Manuel Gutiérrez Aragón
Inevitablemente emparentada con su primera película, Habla, mudita, Feroz vuelve a ser un relato cercano a la fábula y a la simbología, pero esta vez mucho más diáfano que otras películas de su director. Hacía muchísimos (realmente muchísimos) años que había visto esta película y algunas de sus escenas y sensaciones me quedaban impresas (esa comida primera y única del oso). Creo que es la película que prefiero de su filmografía, casualmente la menos densa y críptica.
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