(1974) Francia
Robert Bresson
26-2-2011
En uno de sus últimos trabajos, Robert Bresson se adentra en la iconografía medieval en su particular recreación del mundo artúrico decadente. Lleva su aspereza y su espartana sobriedad a un universo que admite sin problemas ese tipo de visión ascética. Logra una película de ambiente decadente y sombrío, pero creo que su búsqueda del límite en este caso está muy exagerada, muy subrayada, como esa escena del torneo, filmada nada más que por las patas de los caballos y sus sombras. Tiene elipsis brutales, extrañas sugerencias, como los planos de los caballos, los relinchos que acompañan a Lancelot, la urraca que subraya las intervenciones de Ginebra, y esa dirección de actores tan particular y que nunca me ha gustado de Bresson y que es una de sus reconocibles marcas.
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