lunes, 8 de octubre de 2018

Películas en aviones

Durante unos cuantos veranos, me ha tocado viajar en agosto a diferentes partes del mundo por trabajo. Unas veces cerca, otras indeciblemente lejos. En ellos he descubierto los enormes aviones de compañías de países petroleros, esos que llevan una pantalla en cada asiento y un videoclub portátil con películas de todo el mundo. Es una manera algo rastrera de ver cine, porque la pantalla está adaptada y, eso lo he descubierto este verano, las aerolíneas de estos países muymusulmanes no permiten ciertas expresiones y las alteran. De locos. Mi poca habilidad para dormir en aviones me da la oportunidad de ponerme al día en películas que aquí me da pereza ver. En esta ocasión, viajando casi  a las antípodas, me ha dado tiempo a todo.

Del mundo de Star Wars, cito Rogue One y Han Solo. Confieso que me voy perdiendo y ya no sé lo que es adelante, atrás o al lado, en esta saga. Voy sintiendo la fatiga, aunque admiro la habilidad para seguir sacando títulos de la chistera que dan continuidad a un universo propio, que me da respeto contemplar. Veo que a la crítica le ha gustado la primera y no la segunda. Tampoco veo tantas cosas buenas en una, ni malas en otra. El actor de Han Solo no hace olvidar a Harrison Ford, por más que se vista igual que él, pero se explica bien este inolvidable personaje, un aventurero muy hustoniano de las galaxias. Y la aventura propiamente está bastante bien. Rogue One está cogida con calzador, pero tiene la ventaja de deberle menos a sus compañeras de viaje y jugar con más libertad de movimientos, lo que le da pie a jugar a la aventura trágica y desesperada.

Avengers, infinity wars, es el no va más de las películas de superhéroes. Todos juntos (todos de los que tienen derechos claro, no hay mutantes ni 4F por aquí), y muy revueltos, contra un enemigo peripatético y hasta conmovedor. Sale todo bastante bien, la película se estructura en diferentes acciones simultáneas que se van cruzando, y nunca te pierdes, está todo ordenado, aunque concedo que a los que no juegan a esto les va a parecer un barullo apoteósico. El final te deja de piedra.

En coordenadas muy distintas se mueve 3 anuncios en las afueras, un denso drama rural, con algo de gusto con el tremendismo, pero que me gana con sus personajes y con cómo se comportan, haciendo cosas absurdas, llevándose por el impulso, pegando bandazos. En la versión que vi en el avión, cada vez que decían fucking, lo sustituían por freaking. Ignoro si es así en realidad, pero me parece muy raro.

Para terminar, una película de terror bastante original, de la variante invasión extraterreste post-apocalíptica. Un lugar tranquilo, que ese es su título, es también rural, vemos cómo una familia sobrevive en este mundo devastado (no sabemos a ciencia cierta cuán devastado), por criaturas ciegas guiadas por el más mínimo sonido. Hay tensión, con esas premisas, e inteligencia en su dosificación.

Y como me apetecía algo español y había algunas en el catálogo, escogí Sin rodeos. la primera película de Santiago Segura fuera de su Torrente. Una comedia muy facililla y muy previsible, y muy poco graciosa. Desastrosa.


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