(2012) Francia
Leos Carax
Me acerqué con mucha prevención y prejuicio a ver esta película, debo confesar. Las cosas que sabía de ella (tanto las elogiosas como las otras) me alertaban de ver algún irritante ejercicio de autor. Podría haber venido del Lejano Oriente, en cuyo caso probablemente ni me hubiera atrevido. Pero pasado los primeros sustos, me he quedado pegado viendo esta, creo, metáfora del actor y de su trabajo, tan juguetona como al final coherente. Para mi sorpresa la vi hasta el final y su recuerdo me acompañó bastantes días.
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