Nicholas Winding Refn
Abandonado ya a sus delirios y a películas que deambulan entre el sueño y la realidad, a un mundo de formas y luces, que ya anunciaba a bombo y platillo en la plúmbea Solo Dios perdona, debe tener el danés N. W. Refn su público, pues sigue encontrado financiación y sigue llevando sus películas a festivales. The neon demon me resulta algo más soportable que la anteriormente citada, algo más absorbente y coherente en su peculiar universo, aunque acabo bastante harto. Es un poco como Aronovsky o el recientemente comentado Kaufman, pero infinitamente peor en sus resultados finales, bien por su vacuidad o su falta de humor.
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