Adauchi (1964) Japón
Tadashi Imai
Un año después de Bushido, Tadashi Imai continúa su panorama de visiones desmitificadoras del mundo de los samurais con Adauchi, sombría reconstrucción de una serie de duelos, con el honor como tema central, pero desde un punto de vista poco dado a la elegía, y sí a subrayar el cinismo y la hipocresía de las relaciones de poder entre castas. Película estilizada, pero sobria en cuando al desarrollo dramático, en su contra hay que afirmar, como en Bushido, un desarrollo algo repetitivo. Interesante.
Diario rápido de las películas que desordenada y caóticamente puedo ver. El principal destinatario del blog soy yo mismo y mi memoria. Lo de ver películas por parejas no tiene explicación ni justificación, pero me he aficionado a hacerlo así recientemente
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viernes, 1 de agosto de 2014
miércoles, 30 de octubre de 2013
Bushido, la historia de un samurai
Bushido zankoku monogatari (1963) Japón
Tadashi Imai
Colección de historias cortas sobre el bushido, el estricto código de honor del samurai, que básicamente se basa en obedecer ciegamente al señor al que sirve, hasta el punto de no poder en ocasiones sobrevivirle. En la película, se sigue las diferentes generaciones de una saga de samurais, entregados todos a los caprichos y necedades de sucesivos señores, a cuál más despótico. Lo más curioso es la última historia, que prolonga en la edad contemporánea esta costumbre, en las personas de un empresario y un empleado. Crítica por lo tanto demoledora de las raíces de las relaciones empresariales y sociales en el Japón moderno, fue premiada en Berlín. A mí me resultan repetitivas y desagradables las continuas muestras de servilismo de toda esta familia, que rebaja o destruye cualquier concepto épico que se tenga del samurais.
Tadashi Imai
Colección de historias cortas sobre el bushido, el estricto código de honor del samurai, que básicamente se basa en obedecer ciegamente al señor al que sirve, hasta el punto de no poder en ocasiones sobrevivirle. En la película, se sigue las diferentes generaciones de una saga de samurais, entregados todos a los caprichos y necedades de sucesivos señores, a cuál más despótico. Lo más curioso es la última historia, que prolonga en la edad contemporánea esta costumbre, en las personas de un empresario y un empleado. Crítica por lo tanto demoledora de las raíces de las relaciones empresariales y sociales en el Japón moderno, fue premiada en Berlín. A mí me resultan repetitivas y desagradables las continuas muestras de servilismo de toda esta familia, que rebaja o destruye cualquier concepto épico que se tenga del samurais.
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