Mostrando entradas con la etiqueta Abbas Kiarostami. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Abbas Kiarostami. Mostrar todas las entradas

lunes, 21 de abril de 2014

El sabor de las cerezas

Ta'm e guilass (1997) Irán
Abbas Kiarostami

Un hombre recorre las afueras de Teherán, hablando con las personas que encuentra, ofreciendo un trabajo inaudito: la colaboración en un suicidio, tema por supuesto tabú en el mundo islámico. Construido sobre el leitmotiv más habitual en el mundo del cineasta iraní, esto es, un coche recorriendo un camino polvoriento, la película circula con el ritmo pausado también característico del autor, los detalles y las simetrías misteriosas, y un apunte final de metalenguaje cinematográfico, obsesión extraña en el cine iraní (A través de los olivos, El espejo). No me cuesta el cine de Kiarostami, con tal que no lo tenga que ver todos los días, me intriga, y lo poco que he visto de él, y que se puede consultar en este blog, está bien, si se toma el asunto con tranquilidad y entrando en su mundo. Tampoco sé muy bien qué pretende contar, son historias acerca de intelectuales que se chocan con el mundo agreste y sencillo de la vida diaria, en comunidades rurales o aisladas.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Copia certificada

Copie conforme (2010) Francia, Italia
Abbas Kiarostami
4-9-2011

El iraní Kiarostami abandona los polvorientas paisajes de Irán y las cambia por la tranquila Toscana en este nuevo viaje de giros inesperados, en una película intrincada, sutil y equilibrada. Me ha parecido de sus mejores películas, y he disfrutado de este juego de espejos, de sorprendente desarrollo, que comienza como una película discursiva sobre el arte y la creación, y a partir de un momento antológico toma otro derrotero.

lunes, 16 de mayo de 2011

El viento nos llevará

Bad ma ra khahad bord (1999) Irán
Abbas Kiarostami
14-5-2011

Un intelectual de ciudad viaja a un remoto pueblo para filmar, de incógnito, la ceremonia a la muerte de una de las ancianas, en sus últimos momentos. Convive con los aldeanos hasta que ocurra el suceso. En ese tiempo, descubre una simplicidad y una verdad que le lleva a plantearse su actuación, y probablemente su vida y su libertad. Debo de reconocer que soy bastante impermeable a la proclamada pureza y poesía del iraní Kiarostami, pero en esta ocasión sí me han llegado las sutilezas y los sugerentes misterios de una puesta de escena de una sencillez tan solo aparente. Se puede seguir por los detalles, por lo que muestra y no muestra el director, las reacciones que esta extraña conviviencia causa en el único protagonista de esta historia, tan sencilla y tan compleja al mismo tiempo.