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sábado, 11 de mayo de 2019

Séptima página

(1950) España
Ladislao Vajda

Aún le quedan algunos años antes de hacer sus películas más famosa cuando Ladislao Vajda realiza esta Séptima página, una especia de intriga costrumbrista y coral, un quién es quién de actores de la época en papeles pequeños, alrededor de los periodistas de un diario y sus vidas personales y profesionales. Quiero destacar que Vajda saca la película por el talento y la imaginación con las que están filmadas determinadas escenas y momentos. Y me queda para el recuerdo la escena de Pepe Isbert vendiendo bolsos: https://www.youtube.com/watch?v=9x2v9aiG4CE

miércoles, 22 de febrero de 2017

Mi tío Jacinto

(1956) España
Ladislao Vajda

En un margen de cuatro o cinco años, Ladislao Vajda filma lo mejor de su cinematografía, con poco interés cuando cruza la década. Mi favorita es esta, quizá todo lo que se pudo llegar en España en cuanto a realismo se refiere. Pobreza, raterismo, supervivencia, que hay que disfrazar de pintoresquismo o de dialéctica picaresca para que pase por la censura. Pero Mi tío Jacinto es cruda y cruel a pesar de esos ropajes, al mismo tiempo que entrañable. Sus gruesos trazos esconden una película demoledora que me resulta vigente y poderosa.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Festival de cine de Mi Casa

Me ha dado mucha envidia el excelente post rescatado del tiempo de un colega bloguero, así que como voy con mucho retraso con este diario, y últimamente he visto más películas de lo habitual, me pongo al día en este rápido repaso a lo exhibido en esta sala local vallecana en los últimos días (Ay, mi Rayo). Ya adelanto que el nivel del festival ha sido bastante alto.

Te tienes que rendir ante una obra desmesurada y finalmente arrebatada como La vida de Pi (Life of Pin, 2012, USA), primero ante su pericia técnica, asombrosa, inaudita, y luego ante su avalancha narrativa, vital y lírica. Grandísimo Ang Lee, una película única e inolvidable. En el mundo opuesto está Mátalos suavemente (Killing them softly, 2012, USA). La película anterior de Andrew Dominik que había visto, un western de nombre larguísimo, me había resultado simpática pese a ser evidentemente pretenciosa, pero confieso que esta nueva entrega, parecida en su estilo, un thriller urbano, me ha resultado irritante y tediosa. Igualmente tediosa es El segundo círculo (Krug vtoroy, 1990, URSS, Alexandr Sokurov), película testimonio del derrumbe de la URSS, centrada en la tortura burocrática y anodina de un joven al intentar enterrar a su padre, muerto en un remoto paraje siberiano. Cumple su cometido, pero es un tostón soberano.

Mucho más divertido de ver es el thriller argentino Sin retorno (Argentina, Manuel Cohan, 2010), ópera prima en la que se muestra un narrador vigoroso y atrevido, que utiliza la elipsis con un desparpajo encomiable, que tira de detalles para sugerir el cambio vital de los personajes. Cuando uno cree que el nivel medio del cine español es bueno, viene una contundente película argentina, con nervio, y ya todo te parece blandito. Como Operación E (Miguel Courtois, 2012), sobre la historia de un campesino colombiano (el cine español de vacaciones otra vez) en una peripecia al parecer real al que le falta eso, nervio, fuerza y destreza narrativa, no se puede confiar todo a Luis Tosar.

Volviendo la vista al pasado, dos buenas películas, muy diferentes, una adaptación libérrima de la zarzuela Doña Francisquita, producción de Benito Perojo a las órdenes de Ladislao Vajda, que entrega un producto fresco y alocado, una especie de metazarzuela realmente atípica, con un reparto de  locos igualmente. Imaginaos a Pepe Isbert haciendo de profesor de canto italiano. Ahí lo dejo. Termino con Una doble vida (A doublé tour, 1959, Francia), el primero de los personales thrillers de Chabrol, con su detestable familia burguesa y asesinato incluido, muy hitchcockiano en su estilización, con un Belmondo desatado a punto de irse con su personaje a romper el cine en À bout de soufflé.